Control a campo de la producción de semilla hídrida de maíz.

Abstract

El sector de producción de semilla hibrida de maíz es una cadena de valor porque incluye a los desarrolladores de tecnología, usuarios, procesadores y acondicionadores de la semilla, proveedores de insumos, distribuidores y comercializadores de la misma y a los productores agrícolas. En los últimos años, la tendencia de la superficie cultivada y de la producción muestra una trayectoria creciente, en este contexto, la demanda de un aumento significativo en la producción de semilla hibrida surge claramente. Argentina se caracteriza por una fuerte actividad agrícola como uno de los pilares fundamentales en su economía y es un actor clave en la producción de cereales a nivel mundial. Este posicionamiento internacional se basa en la eficiencia y calidad de producción de semillas con altos rendimientos y desarrollos tecnológicos acordes con las expectativas de crecimiento de producción. Aunque hoy existen unos 40 criaderos y productores de semilla híbrida de maíz en la Argentina, tres grandes firmas, Monsanto, Nidera y Syngenta son responsables del 60% de la producción de semillas. La compañía Monsanto es una multinacional estadounidense líder mundial en ingeniería genética de semillas. La planta procesadora de semillas de maíz que Monsanto posee en Rojas, provincia de Buenos Aires, se convirtió en la más grande del mundo ya que produce 3,6 millones de bolsas por año. Este Trabajo de Intensificación consistió en un entrenamiento profesional realizado durante la campaña 2018-2019 de producción de semilla híbrida de maíz, en cuatro establecimientos rurales del partido de Coronel Suárez manejados por Monsanto. Durante esta experiencia, llevada a cabo bajo la instrucción del Ing. Agr. Andrés Rocca, participé en las tareas específicas de control a campo de la producción de semilla hibrida de maíz, como ubicar los lotes de producción en la región; reconocer a campo las etapas fenológicas reproductivas del cultivo; controlar la uniformidad de las plantas; evaluar parámetros de calidad de la semilla, entre otras. Esta experiencia laboral permitió aplicar conceptos teóricos adquiridos en la universidad, ampliando la capacitación recibida en el tema específico. Desde el punto de vista personal, resultó una instancia formativa que favoreció la interacción con los actores involucrados en este tipo de producción, fortaleciendo relaciones interpersonales y vínculos con profesionales y productores que representan potenciales fuentes laborales.